Tu salud no está dictada por tu genética; esta solo establece una predisposición. Es importante comprender que lo que comemos no es solo alimento, sino energía que puede sanar o desequilibrar, y que nuestra relación con la nutrición debe ser una relación consciente y respetuosa. Reconectarnos con la naturaleza, esa maestra silenciosa que nos enseña ciclos, renovación y calma. Cuidar nuestros ritmos circadianos, el descanso, el movimiento, los vínculos que cultivamos, la narrativa que nos contamos sobre lo que nos ocurre…